Vive sencillamente, para que otros, sencillamente, puedan vivir.
La tarde del miércoles, 14 de febrero, celebramos como Comunidad educativa el inicio de la Cuaresma.
El lugar, la parroquia de Nuestra Señora de la Soledad, a la cual pertenece el centro, se llenó. Abarrotada, sí.
Muchos niños, muchas familias, algunos adolescentes, unos cuantos profesores, la Comunidad viatoriana del centro, antiguos miembros de la Comunidad educativa… formaron una unidad coral muy representativa del espíritu de Fátima. Con un amigo especial: Jesús de Nazaret.
Cantamos y mucho.
Gesticulamos nuestras canciones con alegría.
Nos perfumamos, como símbolo de querer ser fragancia de «buenas personas».
Recibimos la ceniza, como emblema de que podemos cambiar.
Anudamos a nuestra muñeca una pulsera de lana para recuerdo de estos 40 días de la Cuaresma.
Vivimos antes, durante y después de la celebración un encuentro de amigos, de gente que nos apreciamos, de personas que apostamos por el bien común, por hacer de nuestro entorno y de este mundo algo mejor. NO NOS QUEDA OTRA SOLUCIÓN. Problemas hay muchos y queremos ser parte de su solución.